Dice
Richard Branson, que de negocios algo sabe, que” si cuidas de tus empleados,
ellos cuidarán de los clientes”. Y ése es el modelo a seguir, el modelo de la
felicidad. Los trabajadores y profesionales tienen motivos para estar hastiados
de reuniones coactivas, en lugar de evaluaciones que permitan crecer; de
correos electrónicos fuera de horario laboral, como si no tuvieran derecho al
descanso; de órdenes absurdas que se
obedecen por la simple escala de mando, cuando una eficaz puesta en común haría
al conjunto más eficiente…El modelo de presión empresarial hacia el profesional
es tan obsoleto como ineficaz. Solo consigue profesionales amargados, fabricantes
de currícula, soñadores de un trabajo ideal. Y evidentemente, un profesional en
esas circunstancias, solo se deja llevar por el transcurrir de los días, sin
dar el máximo de su capacidad productiva. Un trabajador que no es feliz no dará
ni un ápice más de lo que le corresponda, porque no cree ni en su superior ni
en su empresa. Y se irá a la más mínima oportunidad, en busca de esa felicidad
profesional.
Y entendamos felicidad no como mayor salario. Estoy convencido de que en una hipotética
encuesta no sería lo que aparecería en primer lugar como objetivo deseable. El
dinero sirve para pagar las necesidades básicas, que ya es bastante, pero no te
da serenidad, tranquilidad y felicidad
profesional. Hablamos de tiempo, confianza, conciliación familiar. Hablamos de
disfrutar de un lunes a jueves, hablamos de no ponerte de mal humor el domingo
por la tarde.
Las
empresas felices tratan a sus
profesionales de igual a igual, confían en ellos, le dan
libertad de horarios, delegan competencias y le otorgan auto-responsabilidad
profesional. Fuera horarios rígidos marcados por horas y horas absurdas
sentadas ante un ordenador, navegando en redes sociales. Y los viernes tardes libre, basta ya del
presentismo laboral mientras el jefe empieza su fin de semana a las dos de la
tarde. Todos iguales. Empresa productiva. Empresa feliz.
¿Es
este modelo difícil de implantar en las empresas? No; es innovador y valiente
de emprender. En Equity sabemos hacerlo porque, de hecho, lo hacemos y además
asesoramos a nuestros clientes si lo quieren implantar en sus empresas. Si
quieres, podemos hacerlo contigo. Atrévete a ser feliz.
Diego
Blanco Roses